El canal de comunicación del cerebro con el resto del cuerpo es la médula, protegida por las vértebras que la rodean. Imaginemos que una o varias de ellas se encuentran en mal estado e interfieren con el flujo nervioso, y unas de las razones no son mas que una caida, una mala postura, las mochilas demasiado pesadas, un mobiliario escolar inadaptado… también influirán en este proceso.
¿Qué sucedería entonces?
Que cualquier petición acudirían al lugar necesarios para reparar un daño. Esta “incomunicación” es, para la quiropráctica, el origen de toda enfermedad, que llamamos la » Subluxacion ». El Quiropractico, a través de una serie de manipulaciones, detecta las subluxaciones que interfieren en el flujo nervioso , los resuelven y procura que las líneas de comunicación se mantengan siempre abiertas. El resultado es una mejoría de la salud a todos los niveles: físico, emocional y mental.
¿Qué resultados se obtienen?
La quiropráctica es un buen complemento de la medicina convencional: cualquier tratamiento es más eficaz si los canales de comunicación están abiertos. El contacto con el médico que trata a un niño aquejado, por ejemplo, de asma, es fundamental para ir ajustando la medicación. “Muchas veces la respuesta es mejor y más rápida y se requieren menos dosis de fármacos para lograr los mismos efectos”.
Los pequeños responden especialmente bien porque no arrastran, como los adultos, ningún trastorno desde hace años. “Es fácil llegar a ellos, que además se mantienen relajados durante las sesiones”. El quiropractico coloca un pequeño instrumento (el activator) en la vértebra que está dificultando el flujo de energía y realiza un chequeo de la zona cervical y de la pelvis, las de mayor tensión en los pequeños . Las sesiones son muy cortas y suelen repetirse una vez al mes.
¿La Quiropráctica está adaptada a los niños?
Sí. Esta terapia natural, sin fármacos ni cirugía, es ideal para los niños. La Quiropráctica ofrece técnicas adaptadas a cada edad, desde el recién nacido hasta el adolescente.